EL FERROBÚS (Más rápido que el Corto, más moderno y más imparcial)

Cuando notas cierto frío por la rabadilla y las coyunturas se te resquebrajan, o estás de agua hasta la rodilla o es que estás hasta el gorro de tus gobernadores... (Alexander Fleming a punto de inventar la penicilina).

sábado, junio 23, 2007

MAL EMPEZAMOS

Cuando tanto se os llena la boca con la democracia -queridos gobernadores castellanos- sucede como en el refrán: "Dime de qué presumes y te diré...". Porque, y abusando del refrán cual Sancho redivivo, "por la boca muere el pez", "una es cosa es predicar y otra dar trigo"...

En vuestro diseño intelectual -es un decir- la democracia es el ejercicio de la política de las dos varas de medir. Una, la vuestra, orientada al beneficio propio -en dineros o en especie- y disfrazada de grandes gestos publicitarios, de palabras vanas y de rencores mal llevados. Esta vara, la vuestra, mide lo que las circunstancias y coyunturas ocasionales van determinando. Y pasa de ser enormemente ancha -apaños inconfesables, alineaciones y retranqueos familiares, victimismos acomodaticios por insultos inexistentes, censuras con retruécano y hasta viajes en calesa -de eso hace algo más tiempo-... a sospechosamente estrecha -cuando lo mismo, menos o incluso nada- se atribuye a los "otros" a los que no son o dejaron de ser "vuestros".

La otra, también vuestra, la aplicáis a los que no son los "vuestros". Es sumamente estrecha, acotada por "vuestros" caprichos y amparada por "vuestras" obedientes y acéfalas manos alzadas que desvirtúan la democracia y la convierten en un mero hecho formal, carente del espíritu constructivo y dialogante que recoge nuestra Constitución.

Acabáis de inventar -ya apuntábais maneras-, y este es el motivo de esta entrada de blog, la limitación funcional de la gestión de la oposición: Supeditar el número de horas de las secretarías de los grupos a los resultados electorales. Así mientras vosotros podéis leer un expediente dos veces, en el caso de CpL sólo podrán consultar las carátulas.
Claro, como os habéis acogido al plan mamandurria creéis que los demás no tienen que ir a trabajar todos los días.

En el fondo lo que todo esto encierra no es más que un miedo a la igualdad, al debate y la libertad. Está construido vuestro discurso con tan escasos mimbres que teméis que un ligero viento de libertad estropee vuestros planes.