Se agota la paciencia del oído templado por la buena música y la mejor conversación cuando arriba a sus dominios la nefasta costumbre de pensar. Cuando piensan (y mucho piensan) desbarran por los cerros de las eses y las zetas alquitranados por algún
"neologismo à la nouvelle vague", tal y como me suenan las "puestas en valor", "la reina Isabel primera de Castilla" y el adoquinado de hasta los cuartos de baño. Eso por no hablar de las rotondas suicidas o el control remoto de las puestas de sol (patrocinado, por supuesto, por la cuñada de la prima del portero del gobernador)...
Y en esas estaba (sentado en la taza/trono) cuando, como si de divina providencia se tratara me llega la siguiente :
(...)El proyecto de la JOYA... Y yo, que tenía muchas ganas (véase dónde estaba), me solté el pensamiento y salí de ello con la ratificación confirmada de que esta gente mea colonia.
¿Acaso no existe en nuestro acervo milenario el uso habitual de la aspiración de la letra muda (se ve que es una puesta en valor muy precoz para reivindicar algo que no "sonaba")? Cuando hablamos expresamos
jumo por humo,
jacha por hacha e incluso
jincar por aquello. Y todos los que hemos ido al menos un par de veces a la escuela sabemos localizar la diferencia y nos libramos de la falta de ortografía.
Y ahora ya me explico. ¿Qué joya ni qué ocho cuartos! Se dice la HOYA (depresión llana de terreno rodeado de montañas). Y la explicación sobra. Sólo hay que asomarse al mirador de Sylvania y mirar para abajo.
Y otro más: En la subida a la sierra, allá donde ululan las aspas de los aerogeneradores está la Cueva Horada (oquedad en la piedra). Lo de cueva Dorada no es más que un ridículo proemio a la joyería que están montando cerca de Puente Quebrada (otro palabro topográfico).